lunes, 9 de abril de 2012

LAS LIBRERIAS DE NUESTRA VIDA


Es curiosa la librería que tenemos todos en casa. De lo más variada. Sin embargo hay que tener cuidado con los libros que elegimos para que la compongan, porque alguno de ellos puede marcar nuestra vida, y no tiene por qué ser para bien.

                                imgres.jpg

   

En las librerías hay todo tipo de libros, desde los que te han llegado al alma hasta los que han pasado sin pena ni gloria o que simplemente ni has terminado de leer por puro aburrimiento.
Todos vamos a la librería y compramos libros nuevos que nos llevamos a casa para disfrutarlos, esperando encontrar en sus páginas nuevas aventuras, historias que te emocionen, que te hagan sentir cosas nuevas.

Esos libros pasan por la mesita de tu cama, y algunos simplemente entretienen un rato. Pero otros…otros enganchan como una adicción. Los tienes que leer todo el rato, no hay momento ideal para parar. Y estas en el trabajo pensando cuando puedes volver a casa a leerlos, porque lo necesitas, porque quieres saber que va a pasar a continuación, porque cuando lo tienes en tus manos, disfrutas tanto que no se puede describir con palabras.

Dentro de esos libros adictivos, hay algunos que no terminan como tu esperabas. Tienen un final tan diferente a lo que habías imaginado, que no das crédito.

Esos son los libros más peligrosos queridos. Esos libros que te dejan tan noqueado con ese giro brutal que te descolocan a  tal punto que te resistes a leer las últimas páginas, mientras lees y relees las páginas anteriores intentando ver el sentido a ese final. Estudiando el libro por todas sus vertientes, queriendo entender, buscando los detalles que se te han pasado en la narración que llevan a ese final que a ti no te cuadra.

Pero por más que lees, relees y vuelves a leer, sigue sin cuadrarte. Y ese último capítulo sigue resistiéndose a ser leído.

Y mientras vas a la librería y compras otros libros. Menos densos, más sencillos, más divertidos, pero que te los terminas en una semana como mucho. Y esos los vuelves a dejar en la librería, incluso lo prestas a otros amigos para que lo disfruten con gusto.
Pero cada vez que terminas una de esas narraciones, una de esas que te hacen pasarlo bien, siempre vuelves a la misma, como una droga.

Hay días que te sientes demasiado tonto por no terminarlo  y coges el libro y dices “¡¡lo termino, que coño!! ¡Si solo es un libro!”. Pero no. Lo vuelves a dejar en tu mesita.

Y así pasan libros y días, libros y días, y a la librería llega nuevo material maravilloso que te llama la atención, pero tu cabeza sigue en el dichoso libro. O vuelves a leer alguno que te encantó en el pasado, pero ese de la mesita… ese es como una maldición.

Y esos libros solo tienes dos maneras de terminarlos; levantándote con determinación y teniendo claro que un relato no va a poder contigo o dejando que te acompañe hasta la eternidad sin terminarlo jamás.

                                   imgres.jpg



La primera opción es la válida, porque después, uno puede volver con ora cara a la librería, sin buscar nada, sin esperar nada, solo dejando que los libros te busquen a ti. Porque hay libros que llegan a ti, no sabes como, de repente lo has comprado.

Y esos que te han obsesionado, que te han hecho perder la cabeza, el tiempo, la tranquilidad, que necesitabas leer sin terminar, que te daban miedo, que te generaban in seguridad sobre tu capacidad de comprender, lo mejor es llevarlos a la biblioteca pública, para que pase de unas manos a otras sin pena ni gloria. Así se da uno cuenta de que no era para tanto.

Porque como dice mi amiga Sonia Cervantes, lo único claro en esta vida es que pase lo que pase, nunca pasa nada.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cuando el corazón duele

Hay días, horas, minutos, segundos, momentos, que uno no ve la necesidad de abandonar la cama, de ducharse, de relacionarse. Momentos en los que el estado natural para una persona es hacerse bolita y llorar hasta que no quede más líquido en el cuerpo.
Esta sensación suele estar relacionada con la decepción, con la tristeza más absoluta, con la tristeza infinita.

Una amiga me ha llamado hoy. Se ha levantado con un dolor de corazón que le mantiene cerrado el estómago y las ganas de disfrutar de la vida. Un dolor comparable a nada, porque no se puede controlar, porque te paraliza, porque te hace pequeñita, porque consigue que a veces no puedas respirar, que sientas que te mareas, que creas que te derrumbas en cualquier momento.

Es un dolor por el que todos hemos pasado y pasaremos miles de veces: el desamor. Pero, ¿por qué tiene que ser todo tan complicado? No sé porqué será pero nunca conseguimos hacer estas cosas bien. Parece que están por encima de las posibilidades de los seres humanos, no somos capaces de no hacer daño, de no sufrir.

Nadie deja de querer de la noche a la mañana, por eso después de todo amor toca sufrir, y el que no lo haga tendrá que vivir con la pena de que no ha amado.

Pero siempre quedan los recuerdos de la persona que te ha querido y a la que has amado, los recuerdos maravillosos, lo que ha hecho que compartas el tiempo con esa persona.

Y el tiempo coloca todo, el tiempo lo dice todo, el tiempo nos sitúa donde tenemos que estar, y lo hace sin que nos demos cuenta.  Y decide por nosotros si estamos equivocados, locos, o simplemente necesitamos tiempo para volver a restablecer las relaciones en las que nos hemos dado un espacio. Y mientras eso pasa, solo queda esperar, con la esperanza de que el dolor cese o e que los problemas se resuelvan.

Entre tanto nuestras mentes y corazones se aferrarán a la esperanza, a los recuerdos hermosos, a los amigos que nunca fallan, que siempre están, que te demuestran amor, del de verdad, del incondicional, del que te hacen redescubrir que eres lindo, precioso, valioso.

Amigos y tiempo, porque los amigos son sabios, y el tiempo también. Solo hay que darle margen de maniobra.




sábado, 12 de febrero de 2011

LOCOS

¡¡Señores, lo que uno se puede encontrar ahí fuera es muy grande!!
Yo siempre he pensado que todo mi entorno, yo incluida, estamos un poco tarados. La vida va llenando la mochila y cada uno peta por donde puede. Hay gente que con mucha gracia, hay gente que con poca gracia.
El otro día fui con mi amiga Eva a hacer un poquito de deporte al Escorial, aprovechando que hacía solito. A la vuelta, Eva se quedó medio dormida en el tren, y yo me dediqué a observar a mi al rededor. Oigan, háganme caso y ¡dediquen un día a este ejercicio!! Da tantas sorpresas que se queda uno loco. 
Procedo a contarles lo que vi:



17:20. Estación de cercanías de El Escorial, Madrid. Vagón número 3. Sentadas junto a la puerta dos chicas, mi amiga Eva y yo.  Al fondo a la izquierda, un chico, senderista sentado.
Sube al tren una pareja. El chico, con jersey rojo de bolas y reno bordado en el centro verde, vaqueros y zapatillas de deporte. Lleva en la mano una piedra grande, típico rollo de los ríos. La chica, con estilo hippy, morena, pelo largo suelto. Ella va detrás de él y ambos se dirigen a sentarse detrás de las chicas. Y comienza una de las mejores conversaciones que yo haya tenido el honor de escuchar... atentos:

CHICO –Sígueme que te cuento ahí sentados!!

Se sientan tras de nosotras y comienzan a hablar con un volumen de voz elevado. Como Eva se durmió, yo escuché (sí, ya un poco entrometida, pero estaba aburridilla... y soy curiosa, que no cotilla ¿eh?)

CHICO – Esta piedra te la doy yo para tu hijo que le va a encantar. Es un anfibio… ¿ves la cabeza y la cola tallados?

La chica asiente y mira atenta el canto de río
t_16828782_3.jpg     
CHICO – Esta piedra me la tallaron a mi hace millones de años, pero te la doy para que le de suerte a tu hijo. Yo tengo muchas piedras, es más tengo un museo arqueológico en mi casa. Porque ya todo el mundo tiene museos en su casa. Es una piedra muy importante, pero te la doy.

CHICA -¿Qué tipo de piedra es?, ¿es cuarzo?

CHICO – No, es citronio. Yo de piedras sé mucho. Es que yo me dedico a buscar piedras. Mira, yo salgo siempre de casa con tres pastas, y me pongo a buscar piedras, y busco y busco hasta que se me acaban las pastas. Entonces me voy a casa a comer.

CHICA – Anda, que interesante!!

CHICO – Sí, sí. Como te lo cuento. Yo en la vida he hecho muchos descubrimientos pero no los cuento por la iglesia. Yo soy católico pero estoy en contra de la iglesia. Me gustan los santos, pero no creo en la iglesia, porque una vez la iglesia me arrinconó. Por eso ya no cuento mis descubrimientos, porque la iglesia te arrincona.

CHICA - ¿Pero tú a que te dedicas?

CHICO –Yo me dedico a hacer el bien. Hay gente que se va a las misiones. Yo no, yo salgo a la calle y hago el bien. Soy bueno, y con esto de hacer el bien me ha ido bien en la vida y me ha ido mal. Pero bueno, tengo días buenos, por ejemplo hoy estoy haciendo el bien contigo. Tengo piedras, y te las doy. Y no quiero que me des nada eh? Yo, solo quiero ayudar.

CHICA – Jo, que suerte habernos encontrado!!

CHICO – Pues sí porque yo haciendo el bien, tengo días malos, y no veas lo que me está cundiendo hoy el día contigo!! Tu a que te dedicas?

CHICA – Yo soy masajista, pero estoy en paro

En este momento se despertó Eva, y me vio con el móvil escribiendo toda la conversación porque no me quería olvidar de nada para contárselo cuando se despertara. Eva flipó al ver la situación. Le hice un gesto, y se puso a escuchar...

CHICO – No te preocupes que eso te lo soluciono yo. Yo tengo un  blog que lo muevo mucho. La gente lo ve mucho. Ahora cuando llegue a casa me voy a comprar unos gigas y te voy a poner en blog. Yo te anuncio. Verás como te llueven las ofertas!!

CHICA – ¡¡Ay!!, ¿Harías eso por mí? ¡¡Que ilusión!! ¡¡Muchísimas gracias!! ¿De verdad me llamarán?

CHICO – Vamos, seguro!! Es que mi blog gusta mucho!!... bueno, ¿quieres que quedemos para tomar algo un día?

CHICA - … Es que… creo que vivo con mi novio hace ocho años…

CHICO – Ah, vale…

CHICA – No nos va bien, estamos pasando por una mala racha. Es que es muy celoso ¡y yo no lo entiendo porque solo tengo ojos para él!

CHICO – Ah! Pues si es celoso, no me llames ni para pasear, que es muy peligroso.

CHICA – Bueno…

CHICO – Si es celoso lo que tienes que hacer es estar todo el rato con él.

CHICA – Ya… es que está fatal. Su madre se murió la semana pasada, la enterramos ayer, y no levanta cabeza.

CHICO – Pues te voy a decir un libro que le va a ayudar muchísimo. Vamos, que le va  a cambiar la vida respecto de la muerte. A mi no me ayudó, pero a él, le ayudará.  Yo es que tuve fracaso escolar. Sigo siendo tímido todavía, pero soy lanzao.

CHICA – Ah…

CHICO – Es porque soy una persona lista e inteligente. Y esto no es porque lo diga yo, esto es una realidad.

CHICA – Ya, ya, si se te ve…


imgres.jpg

La chica lo interrumpe, y con voz baja y cara de complicidad le dice

CHICA – Oye, esto creo que no lo deberías de contar, porque la gente no está preparada. A ver, yo te creo, porque veo en tus ojos que dices la verdad, pero yo no lo contaba…

CHICO -  Que me vas a contar!! La gente dice que quiere saber, pero que va!!!
Oye, tú ponte en manos de San Antonio, que yo me puse y me fue muy bien.

CHICA – ¿Ah, sí?

CHICO – Sí, sí. Yo no creo en la religión pero si en los santos. Ahora en cuanto llegue compro unos gigas, hago unos vídeos y te cuelgo en mi blog. Verás que bien te va.

CHICA – Ay que bieeeeeen!! Yo hoy estaba tirada en el sofá y no pensaba salir. Y de repente he dicho, pos salgo, y me he vestido. Mi amiga Ana me decía “¡no salgas, no salgas!” pero yo he dicho, pos sí que salgo, y ¡¡mira que sueeeeeeeeeeeeeerte!!. ¡¡Menos mal que he salido y te he encontrado!!

    Llega su parada y se levantan para bajarse del tren

imgres.jpg

CHICA – Oye, pues tengo yo una amiga de 60 años que no tiene ni una arruga y no tiene novio.

CHICO – ¿Ah sí? ¿Y por qué no me la presentas?

CHICA – Vale, pues déjame tu teléfono y quedamos esta semana los cuatro, mi novio, mi amiga tu y yo.

CHICO - ¡Qué buena idea!

Se bajan del tren. Las Eva y yo nos quedamos con los párpados en el culo. El chico que iba sentado detrás se nos acercó  y con cara de asombro nos dice:

JOVEN - ¿Lo habéis escuchado todo? ¿No lo he soñado verdad?

Y ahí nos quedamos los tres. hasta sol,  son dar crédito a lo que habíamos escuchado. Juro que es real. Desde entonces subo al cercanías atenta a lo que hay al rededor, porque de verdad, que la realidad supera a la ficción, ¿no creéis?

miércoles, 19 de enero de 2011

TOCANDO TECHO

      Hoy me he dado cuenta de que por mucho que creas que las cosas ya no pueden ir peor, que todo se hunde, que la vida es una mierda, que has tocado techo... ese techo tiene muchas más capas de las que te puedas imaginar.
  
      A mi me rompieron el corazón, y lo digo ahora porque ya no duele. Sufrió una demolición, pero hoy,  aunque sigue cerrado por reformas, empieza a volver a ser visitable tras la debacle.  Y hay gente que al verlo, sonríe y le gusta volver de nuevo, porque, cuando observan y conocen un derrumbe que vuelve a edificarse desde la base que le quedó sana, ven simbolizado en ello la fuerza y el coraje de las personas.


    Pero si queréis saber lo que en mi opinión es, al finalizar una relación, tocar techo, de verdad, sin más capas, de manera insuperable, alucinante, acojonante, os voy a poner los tres casos que considero más heavies del mundo en el que vivimos... es más.... de la galaxia:


               3.- Mi amiga María termina su relacion de casi un año con su chico. Lo dejan, porque por trabajo, cada uno se va a una punta de España, pero los sentimientos siguen ahí. Pasan los meses y la comunicación telefónica sigue. Un día, María le dice "Manolo, aún te echo de menos"
         Cuando escuchas esas palabras dulces desde el otro lado del hilo telefónico, tú, capullo insensible, NUNCA JAMÁS BAJO NINGÚN CONCEPTO, puedes contestar: VALE
¿VALE? ¿Vale qué? ¿Vale, me alegro?, ¿vale, lo siento?. ¡¡Vale vete a tomar por culo!! Pero, ¿Cómo se puede dar semejante contestación a un ser humano por el que has sentido algo, después de que te diga que aún te echa de menos? ¿¡¡¡A qué estamos jugando!!!? 




               2.-  Cristina. Meses de relación pasional con Oscar. Una relación sin conflictos, fuera de España, que se rompe a la vuelta porque cada uno tiene su vida. Durante una conversación por messenger, Cristina le dice a Oscar:  "YO HE SENTIDO MUCHAS COSAS POR TI" 
      Hay que ser un cabronazo con patas para contestar como lo hizo Oscar. Atención a sus palabras: 
"PUES YO NO, TÍA"
Analicemos esta que es muy buena.: "PUES YO NO, TÍA".


No contento con dejar claro que la chica es gilipollas y durante todo el tiempo que habéis estado juntos ha vivido en los mundo de yupi, gaseas a la persona que en algún momento significó algo para ti con algo tan tóxico como "Pues yo no, tía" Traducción: "me importas una puta mierda y no se de que coño me estas hablando"


Se puede ser más capullo? Pues aunque no se lo crean, SI, SE PUEDE.


       
       1.- Susana. Tres meses de relación en el Caribe con Israel. Israel le cuenta a Susana que tiene novia en España cuando ya llevan varios días juntos. Susana decide que sigue con él, pensando que todo se quedará allí. Pero pasan 80 días juntos, todos los días, comiendo juntos, trabajando juntos, durmiendo juntos, y claro, no somos de piedra. Empiezan a haber sentimientos. Cuando toca poner fin a la relación porque vuelven a España, Susana le dice lo que siente a Israel y le asegura que ella le esperará, de manera infinita porque se ha enamorado de él. Él asiente. Ella solo le pide una respuesta cuando tenga claro que quiere hacer, si seguir con su relación anterior, o intentar algo con ella. Sabe que tiene todas las de perder, pero espera.


   NUNCA , JAMAS BAJO NINGUN CONCEPTO SE PUEDE HACER LO QUE A CONTINUACION RELATO. SI HAY ENFERMOS DE CORAZÓN, EPILEPTICOS Y NERVIOSOS CRÓNICOS LEYENDO EL BLOG QUE DEJEN DE HACERLO EN ESTE MOMENTO.

      Susana e Israel llegan a España. Cada uno vuelve a su vida, pero con una conversación pendiente. Tras varios mensajes y una llamada cierran un día para quedar y hablar de todo. Susana está nerviosa. Han quedado a las ocho en el centro de Madrid. Sale del trabajo y se dirige al punto donde han quedado. Llega a las ocho a ese punto. Recibe un mensaje de Israel:  "llego 20 minutos tarde" Ella contesta "Ok. Cuando estés llámame. Estaré dando una vuelta". Pasa la media hora. Él hace una perdida. Ella se acerca al punto donde han quedado. No le ve. Le llama

Susana -Isra, donde estas?
Isra        - Un poco mas alante, a la derecha
Susana - Ah, ya te veo

       Cuando Susana se acerca ve con asombro como de la derecha, sale no una, si no dos cabezas, la de Isra y la de su novia. Sí,  han  entendido bien. Susana no da crédito. La pareja de anormales se acerca hasta ella, y ella se queda esperando a ver que pasa. Israel no mira a Susana. La novia abre el fuego:

Novia- Hola. Soy la novia de Isra. Empiezo hablando yo... Se todo lo que ha pasado. Yo estoy enamorada de Isra y no le voy a dejar, así que asúmelo. No le llames, no le mandes mensajes, déjalo, porque no va a estar contigo, no piensa en ti, no te quiere.

    Así comienza el fusilamiento. Sin aviso, sin pistas, a traición, como hacen las cosas los cobardes. Isra sigue sin saber donde mirar. Susana alucina tanto que ni escucha a esa chica que con cara de ataque de ansiedad le está hablando desde 20 centímetros más abajo. Susana mira a Isra intentando buscar una explicación a la situación que está viviendo. Nada. Cero sentimientos por parte de él, a parte de la vergüenza. Susana sigue oyendo como música de fondo la voz de esa chica que se está exponiendo de esta manera tan humillante, tan triste. Esa chica que ha venido a mear el terreno, que ha venido a poner cara a la amante, que no pinta nada en esa película y que se cree con derecho a decir todo lo que necesita escupir desde lo más hondo de su dolor.

     Susana devuelve la mirada a la pequeña y ahora descubre que tiene los ojos llorosos tras sus gafas y el flequillo aplastado en la frente. Su cara es de sufrimiento y rencor y sus labios se siguen moviendo. Susana conecta de nuevo al discurso de la chica:

Novia - No se si lo sabes pero nos hemos ido a vivir juntos. Él me quiere a mí, aceptalo y desaparece, que ya eres mayorcita.

A Susana le entra la risa. Ni una palabra por parte de Isra, ni falta que hace. La chica mira a su novio para que diga algo. Isra abre la boca, pero Susana se adelanta:

Susana - Isra, si te has callado hasta ahora, ya no digas nada, que va a ser mejor. (Mirando a la chica) Y a ti,  que decirte. Esta conversación yo no la tengo que tener contigo, la tengo que tener con él, y vuestros problemas los solucionáis entre vosotros y a mi me dejáis fuera. Pero vamos que me da igual, que os vaya bien, adiós.

Susana se da la vuelta y se va, mientras la chica loca le grita desde atrás :

Novia - ¡pero no te vayas!

Susana no da crédito. Se da la vuelta y dice:

Susana - Claro que me voy. No te conviene que me quede y te cuente toda la verdad, que estoy segura de que tu novio no te ha contado, así que, por el bien de todos, me voy.

      Y ahí se acaba la historia. Ni voy a analizar lo relatado, porque es tan denigrante, terrible, espantoso que alguien se pueda ver en la situación en la que se vio Susana, que no hay palabras que lo puedan calificar. 


      Este relato ocupa el top ten de lo indecente, lamentable, demandable. Nadie nunca me ha contado una historia con un protagonista tan cobarde, tan triste, tan patético Una pena que no haya leyes que protejan de semejantes capullos. 
¿Alguien da más?


jueves, 30 de diciembre de 2010

LA DICTADURA DE LOS MINUSVÁLIDOS

¡Señores, este país es incongruente. De verdad lo digo. No hay más que darse un paseo por mi barrio para ver que hay cosas que no tienen ningún sentido. Como ejemplo pongamos las plazas de aparcamiento para minusválidos:








Mi zona es peatonal con poquísimos sitios para aparcar. Pues bien, de veinte plazas que hay, cuatro son de minusválidos. ¿Me lo explica alguien? ¿A qué viene tanta plaza? Llevo 6 años en el barrio y aún no he visto a uno en silla de ruedas, cojo, manco o con la mínima minusvalía. Es más, creo que la más minusválida del barrio soy yo. Entonces, ¿para qué tantas plazas para invisibles? es que es acojonante. 


Lo más triste de todo es que tengo comprobado que son unos recorosos con un punto de amargura. Paso a aurgentar el por qué de mis palabras.


Situémonos. Verano del 2004. Voy a firmar el contrato de mi casa en el barrio. Doy trescientas cincuenta mil vueltas para aparcar el puto coche, y nada. Me dan ataques de histeria, grito, lloro, doy puñetazos al volante, me tomo un ansiolítico y respiro hondo para que no me de una crisis de ansiedad. Doy una vuelta más medio dopada (lo que se puede considerar como medio minusválida) y encuentro un sitio enorme para aparcar con una señal de discapacitados. Total, que como siempre me he considerado del grupo y como estaba que no podía más pensé "van a ser cinco minutos, no creo que moleste a nadie".
Dejo el coche y subo al piso a firmar. Pude tardar en total una media de quince minutos, veinte a lo más, lo juro. Cuando bajé a la calle veo detrás de mi coche, en doble fila, un seat rojo con el intermitente izquierdo encendido y sin conductor. Me sigo aproximando y veo junto a mi coche dos policías poniendo un pedazo de multa que se caga la perra. Rauda y veloz me dirijo a mi C3 y a ellos, y comienza la guerra:


Yo- Señores policías, por Dios, ¿qué están ustedes haciendo?
Poli - No lo ves? Ponerte una multa. 
Yo- Si no lo veo, ¿no consta como minusvalía? (el poli me mira con cara de "tu eres gilipollas"). A ver, señores, he tardado diez minutos. ¡¡No puede ser tan urgente la plaza para nadie!!
Poli - Eso se lo dices tú al minusválido que ha dado unas cuantas vueltas a la manzana y nos ha llamado. 


Miro para atrás y descubro asombrada que el coche rojo del intermitente... sí tiene conductor!! Pero es tan pequeño que casi no lo veo!! Le miro con cara de furia, de odio, de desear el mal y él orgulloso, arropado por su volante, su cinturón de seguridad, su coche, su policía y su puta plaza de aparcamiento me devuelve la mirada descojonado. Y venga el intermitente. Tic tac, tic, tac. Pienso "será capullo el tío" y me vuelvo con mi odio hacia los policías para decirles con fuego en los ojos:


Yo - No le están haciendo ningún favor siendo condescendientes!!  ¡¡no me merezco la multa y lo saben!
Poli - Señorita, deje de provocar que es evidente que no tiene razón. Un consejo que le doy porque hoy estoy de buenas; yo que usted cogía la multa y me iba, porque hemos mandado su matrícula a la central y tiene usted multas para empapelar en museo Thyssem. Así que ya sabe, ¡¡arreando!!


Ojiplática, con los párpados en el culo por el asombro, cojo la multa me subo al coche y arranco el motor mirando por el retrovisor al jodido minusválido cabrón que me ha hecho esta putada por quince cochinos minutos. Saco el coche y me alejo... no sin antes dar tres vueltas a la manzana pasando al lado del coche rojo de los cojones con ganas de rayarlo, chocarme, fundirle las luces... pero dejo que salga la bondad que hay en mí (otro día que hago el bien sin parar) y desisto de hacer nada.


Pero señores, díganme ustedes, ¿ser minusválido conlleva algún tipo de incontinencia? ¿ser minusválido te hace ser insolidario, egoísta, traidor? ¡¡porque díganme ustedes si era mucho pedir que me dejara su placita 15 minutos, me cago en la puta!! Es que el tío llamó a los maderos al segundo dos que no tenía su puñetera plaza, esas plazas que Dios sabe por qué Gallardón ha puesto en exceso por todo Madrid (a lo mejor es que él, como minusválido mental también puede aparcar, vete tú a saber)








Hace dos semanas  volví a tener una guerra con otro discapacitado:
Vienen mis padres (monísimos, preciosos y buena gente donde los haya) y me ayudan con mi casa a redecorar. Compramos una mesa. Repito, como vivo en zona peatonal, aparcar se ha convertido en misión imposible. Veo una plaza para un minusválido inexistente al lado de mi casa (estoy segura de que es inexistente porque JAMÁS he visto ahí un minusválido... hasta ese día). Le digo a mi madre que se quede en el coche mientras mi padre, de 63 años, y yo, subimos una mesa de comedor por las escaleras a un tercero sin ascensor. ¡¡Toma ya!! Mi madre se queda sentadita, y tardamos lo que es subir la escalera, dejar la mesa y bajar. Pues bien, en ese tiempo, aparece el minusválido invisible. Llegamos al portal y veo a mi madre discutiendo con un señor cojo. Mi madre, que tiene una hernia, que tiene el tobillo con hierros de una vez que se cayó no hace mucho tiempo, que tiene sobrepeso, que tiene 65 años... y el minusválido diciendo que ella no tiene derecho a aparcar en SU plaza... ¡¡tócate los huevos!!
Llego corriendo con mi padre, que puede tener de todo menos paciencia, y antes de que se monte la marimorena, le pido disculpas al cojo y salimos pitando a dar una vuelta de manzana y dejar a mis padres en la puerta de mi portal. Después yo me voy a aparcar al culo del mundo y vuelvo a casa en metro.


En resumen, que no me parece bien la dictadura de los minusválidos con el tema de los aparcamientos. 
Hay que tener un poco de corazon y menos mala baba. Luego piden que nos pongamos en su lugar, pero ellos no ceden ni un poquito... congruencia en los discrusos señores...¡¡Y un poco de solidaridad por el amor de Dios!!

MATAR EN NAVIDAD

Es Navidad y parece que en esta época del año todos tenemos que querernos y amarnos y abrazarnos y desearnos lo mejor... pues a mí, mira tú, no me nace el buen rollo en estas fechas, es más tengo ganas de matar:
De matar a las señoras que no saben circular por las aceras con los paraguas abiertos.
De matar a los niños que gritan saltan corren se te cruzan haciendo que te tropieces y a los que si sus padres no estuvieran delante les metía dos hostias que me quedaba como nueva.
De matar a las personas que forman las colas de doña Manolita que nunca entenderé y colapsan más si cabe el centro de Madrid.
De matar a los ex novios a los que les mandas un mensaje de felicitación (clara excusa para mantener en contacto) y te confirman, reconfirman y vuleven a confirmar que no se acuerdan de ti. Es más, ni se molestan en contestar.
De matar a esos ex amigos que pasan de tu culo todo el año y llegan estas fechas y te petan el móvil de mensajitos estúpidos.
De matar a esos del curro que van a su bola creyendo que los demás somos gilipollas y no se dan cuenta que los gilipollas son ellos.
De matar al puto santa claus y los jodidos reyes que cada año viene más tiesos. Este año la excusa es la crisis. Pero la crisis la vivo yo, que ellos me regalan menos para mantener su trineo y sus camellos, ¡¡pos no te jode!!
De matar a tanta gente, que me doy miedo.
Por eso he decidido dejarme de hipocresías y admitir, aceptar, dejar patente que hacer el bien es una mierda. El dicho ese de "lo que das te volverá" "si haces el bien, todo te irá mejor en la vida"... ¡¡¡Y una puta mierda!!!
Durante todo el 2010 me he dedicado a hacer el bien para nada, porque ¿cual es el estado actual de las cosas? Pues hayá va:
Suben las facturas de la luz
Suben las facturas del agua.
Trabajo en algo invisible que está a tomar por culo
Me he comprado una moto que no puedo usar por el frio
Tengo tantas multas acumuladas del año que no me extrañaría comer las uvas en chirona
Me han dejado tres parejas, asi que termino el año sentimentalmente mas sola que la una
No tengo dinero
No tengo regalos
No tengo billete para irme a mi casa por navidad
Total, todo éxitos.
Por todos estos motivos he decidido que este año, 2011 voy a hacer el mal sin parar. Seguro que así lo termino de puta madre, estoy segura.


Como sólo me quedan dos días de hacer el bien, hoy seré super simpática con la Di y la Mosto, que las tengo cerca, y mañana todo el bien que pueda lo haré.
Pero cuidado con cruzarse conmigo a partir del dia 2 (el 1 lo dejamos standby porque vete a saber el cuerpo escombro que tengo que lo mismo no puedo hacer el mal), porque mi furia contenida, se abre paso por las calles de Madrid....

martes, 21 de diciembre de 2010

Dia de estreno

      Debido al estrés laboral al que estoy sometida estos días, he decidio escribir un blog en mis ratos libres, a ver si haciendolo, no me muero de sopor y desidia.

      Me he levantado esta mañana con la radio, como todas las putas mañanas que tengo que trabajar en esta empresa que está a hora y media de mi casa en transporte público. por las ondas me he enterado de que estaba lloviendo, lo que no es precisamente un aliciente para dejar la cama. He dado una vuelta, luego otra, y sin pensármelo he saltado de la cama, porque si no no me levantaba nunca. Total, que lo he hecho tan rápido que me ha dado un mareo y he tenido que volver a sentarme. Todo éxitos y ganas de vivir a las ocho de la mañana.

     Tras darme una ducha, he salido de casa para meterme en el metro 90 minutos. En el trayecto he pensado que mi amiga Diana tiene razón, esto es inviable y con tantos minutos de trayecto estamos perdiendo dinero. Aunque como dice Arancha, lo mejor es no pensarlo, porque si no nos chinamos y no trabajamos a gusto... y eso que ella se está esforzando mucho.

    Y he dicho: ¿qué puedo hacer para ocupar mi tiempo en esos largos trayectos? Y esto es lo que hago hasta ahora:

 - Leo un libro.
-  Duermo un rato.
 - Observo a los desgraciados que como yo pasan tanto tiempo bajo tierra (solo superado por los muertos y enterrados, los topos y las lombrices).
- Hago listas.
-  Mando mensajes cuando hay cobertura.
- Me rio sola pensando cosas.
- Pienso que mi vida es una mierda cuando voy a trabajar.
- Pienso que mi vida es fantástica cuando no voy a trabajar.
- Grito.
- Lloro, a ver si hay reacciones a mi al rededor (que nunca las hay. Estamos deshumanizados señores).
- Miro fijamente con cara de psicópata a niños, a ver si les acojono a ellos o a sus padres.
- Medito.
- Me hablo a mi misma un poco en italiano para no olvidar el idioma.
- Me hablo a mi misma en Portugués para no olvidar el idioma.
- Pienso que quiero ver a mis padres.
- Pienso que que agobio cuando vaya a ver a mis padres.
- Me acuerdo de mi vecina, la que hace cinco años me dijo que pondríamos ascensor en un par de meses.... y cinco años después, era. era. era, seguimos por la escalera.
- Pienso que quiero ser médica, abogada, superheroina o asesina, dependiendo de la serie que haya visto la noche anterior.
- Me doy cuenta de que somos muchos en Madrid....
- Desarollo un odio descomunal hacia el mundo.
- De repente quiero a los mios....
Y cuando he terminado con todo, aún me quedan 70 minutos para llegar a destino. Asi que señores, si tienen alguna propuesta para animar mi triste periplo mañanero, se agardeceran propuestas.
Lo de quitarme la vida, inmolarme, sacar la catana en el metro o hincharme a transilium ya está analizado, asi que no os molesteis....